Madera maciza

La dirección de una importante empresa, sin que nadie supiera bien las razones, envía la carta de despido para cuatro empleados (algo muy frecuente desde hace meses en muchas empresas) Uno de ellos es Julia (pero podría ser Isabel o Pablo o George) madre de dos hijos de 4 y 7 años por lo que la situación familiar va a ser difícil aunque su pareja trabaja. Las otras tres personas tienen unas situaciones también complicadas.
Todo un 'sinsentido' porque están identificados con la empresa y, por su influencia, han hecho muchos clientes. Además, han sabido aislarse de las malas formas, de la falta de reconociniento y de la mala organización de su jefe. Jefe que, con diferentes discursos (reestructuración, reducir costes,...), les ha despedido. Y les ha despedido un viernes.

Julia ha pasado unas horas sintiendose vacia, usada, como una muerta en vida, en una palabra: 'zombi', y hubiese seguido así si no hubiese sido por lo que le dijo su marido: " ahora podrás organizar tu vida y tu tiempo y hacer lo que tanto te apasiona, representar a músicos. Cree en tu talento".

Hoy, Julia, representa artistas de música clásica de toda Europa pero sobre todo toma sus propias decisiones. Sabe que no hay trabajo fijo ni seguro y que todo trabajo tiene un componente económico. Pero su prioridad siguen siendo las personas y, también, el tiempo. Tiempo para lo que la apasiona: la vida.

Es un buena forma de afrontar situaciones adversas. Ser como la madera maciza: fuerte, resistente y sin fisuras.