Vete de dónde los héroes son señalados como traidores

lunes, 29 de junio de 2015

Donde la palabra dada tiene valor

Un cartel indicaba la llegada a Artxanda en Bilbao. Diego busca el número de teléfono y presiona el botón de llamada. Un tono, otro tono, un tono más, y por fin alguien contesta.
- ¿Sí?
- Gorka, soy yo Diego Leal. Ya estoy llegando a Artxanda, ¿dónde nos vemos?
Gorka, importante empresario vasco, aunque sólo fueran diez minutos, le iba a atender porque había recorrido casi 300 km en coche solo para verle.


La gente está confusa con la persona que cumple con la palabra dada porque no tiene confianza en casi nadie. Cuando das tu palabra y te desvives por cumplirla, si a quien se la das no tiene confianza, no puede salir bien. Y, sobre todo, no puedes intervenir. 

Toma una acción cualquiera, cualquier hecho: llevar de vacaciones a tu pareja al lugar que le has prometido, quedar con el amigo al que le has dicho que le llamarías, satisfacer el deseo de tu hija de pasar más tiempo juntos, cumplir el acuerdo de negocio con tu proveedor de bebidas,... 
Toma cualquier ejemplo que quieras en el ámbito personal y, sobre todo, en el profesional y verás que cumplir con la palabra dada, hoy en día, escasea. 

Hoy en día, es una realidad que la palabra dada vale poco. Y la causa principal es el deterioro de las relaciones, profesionales y personales. Hemos llegado a un punto en que pocas personas confian y casi ninguna quiere comprometerse. Se "juega" a sacar el máximo partido de las necesidades, de la escasez, de las carencias, sin importar desgastar la relación. Así no puedes ganar, nunca.
Cuando desgastas emocionalmente al otro, destruyes la relación. Y si es así, tú, ¿cómo te comportas con quien sí cumple?


- Diego, ¿es esta tu primera venta importante?
- Sí. Llevo siete meses en la empresa y confié desde el principio en lograr grandes operaciones y, sobre todo, en establecer grandes relaciones.
- Tú has tenido mucha suerte porque el desfile de comerciales de diferentes sectores, cada año, es increíble. Sin embargo, no me había encontrado ningún comercial 'novato' de tu edad, 55 años. Y, además, tampoco a nadie que recorriese 300 km. Por supuesto, de todos con los que trabajamos, no eres el mejor, pero sí eres diferente. No cambies, eres un ejemplo para muchos jóvenes y prejubilados que conozco.