Un pinchazo en el estomago, un pensamiento fugaz, una sensación interna, muchas veces, te avisa de que no deberías fiarte de determinadas personas que acabas de conocer; de que si llevas determinados comportamientos dañinos te vas a encontrar en peligro; de que enamorarte de ese hombre o esa mujer te va a traer muchos sin sabores; de que la permanencia en una empresa axfisiante (que no valora el talento, el compromiso y el esfuerzo) será nociva para tu salud y la de tu entorno. Otras veces, te indica que esa persona está diciéndote la verdad, que el esfuerzo merece la pena, que puedes dar una nueva oportunidad, que vas a mejorar...
Sin embargo intentas desplazar este presentimiento, muchas veces una realidad, y no le haces caso ni le das importancia. Razonas de tal forma que te justificas para seguir igual ¡Y así te va!
Pierdes oportunidades, tiempo, energía y, a veces, hasta una vida. Una vida transformada en dolor y sufrimiento. A veces en manos de otros, otras dejándote llevar y muchas por miedo.
En pocas palabras, se trata de escuchar esta 'señal', esta voz interior, y escucharla sin miedo. Sin miedo pero sin precipitarte a la hora de actuar.
Que tengas ¡sabia intuición!
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