No esperamos ya nunca demasiado

Alguna vez te habrás sometido a una revisión médica. Te hacen las pruebas y tienes los resultados. Y llega la hora del diagnóstico, donde siempre existe cierta incertidumbre. Incertidumbre por temerte lo peor.

Dicen que cada persona tiene un umbral diferente para encajar lo bueno y lo malo. Pero lo malo es siempre más duro de aceptar. Por ejemplo, ser despedido es duro pero siempre hay un escenario peor en la vida que perder el trabajo.
Sin embargo, no somos conscientes de ello y en parte porque nuestro entorno, familia y amigos, lo ve como un fracaso. Y otra parte es porque no esperamos ya nunca demasiado.

No esperamos ya nunca demasiado ni de los políticos, ni de los mercados, ni de los empresarios, ni de los sindicatos, y al final, ni de los demás. Y estamos acostumbrandonos a vivir en un estado de incertidumbre porque esperamos lo peor.

Pero, no es así como se consiguen las cosas. En algún momento hay que valorar los recursos que tenemos y evitar predisponernos negativamente a los obstáculos. Lo importante es tener fe en uno mismo y, también, en las personas que luchan y que, si se caen, se levantan.