El poeta en el que me he inspirado para el título tiene escrito en el poema “Pues los hombres mejoran con los años": ¿Es ese mi sueño, o la verdad?.
Aunque estamos rodeados de estúpidos, o sinvergüenzas, o caraduras, o 'quedabienes'. Es complicado encontrar la palabra adecuada para denominar a las malas personas. Malas personas porque viven para engañar y odiar y putear y destruir. Llamarles estúpidos, me parece que no les hace justicia ni falta que les hace porque seguirán yendo a lo suyo y, ni lo dudes, se sienten bien haciéndolo.
Además, lamentablemente, en estos últimos años ha habido una pérdida de valores y de comportamientos honestos tan grande que ha supuesto, en muchos casos y para una generación o dos, un lío emocional enorme.
Y así estamos, cada día con más sinvergüenzas y golfos porque las cosas no son fáciles. Y encima les reímos, muchas veces, las 'gracias' cuando se aprovechan de los demás. Evidentemente siempre han existido, existen y existirán. Y negarlo sí que sería estúpido, como creer que cambiarán.
Piensa y actúa: cuando aparezca alguien que es mala persona, tú muéstrate amable, házte el tonto y sobre todo trátalo con absoluta cortesía. Y sonríe, siempre sonríe. Afortunadamente, aprendes a vivir con esta mala gente.
Sin embargo, todos conocemos a mujeres y hombres buenos capaces de lo mejor, pero que no hablamos de ellos ni reconocemos lo que hacen, de gran valor. Excelentes personas: honestas, generosas, solidarias, valientes. Buena gente que da la cara por ti y hasta se la parten por ti.
Desde aquí, quiero reivindicar muchas historias de mujeres y hombres buenos. Y animaros a que se sepan sus historias. Y si eres uno de ellos, cuéntalo. Sobre todo, hay que respaldarlos y aprender de ellos para lograr ser buena gente. Es una batalla ganada, la verdad.
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