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sábado, 28 de marzo de 2015

Si hay sonrisa, hay esperanza

Salió a pasear a media tarde por la orilla de la ría de Bilbao; parque de doña Casilda, palacio Euskalduna, la Karola; y cuando estaba en Olabeaga, animado por la serenidad, vitalidad y colorido del lugar, se dió de bruces con un pensamiento desagradable: "No somos libres".


La vida contemporánea es una vida de mercado. Una vida de mercado para que seas un objeto más de consumo. Ya ocurre en las relaciones laborales, se habla mucho del valor de las personas pero la realidad es que en muchas empresas sólo valoran los números (la producción, la rentabilidad, el crecimiento) sin apreciar lo humano (la dedicación, el compromiso, la constancia, el doblar esfuerzos, no rendirse) ni, sobre todo, el activo más valioso y limitado que tenemos los humanos, la Vida (el Tiempo) y somos impermeables a esta realidad.

Desgraciadamente, se ha contagiado a las relaciones personales donde se han instalado el egoísmo, la mezquinidad, la mediocridad, los complejos y las comportamientos más ruines. Ya no importa ni la moral ni la ética. Estamos en unos niveles de inmoralidad que la gente ya no distingue y, lo peor, no cree en la gente genuina, auténtica. Sin embargo, la gente necesita creer y va a creer. Va a creer en cualquier estupidez y lo estamos viendo.

¿Es posible un mundo con una humanidad mejor?


Es un Hombre del Norte al que no le da miedo el cuestionamiento profundo de la Vida porque tiene el calor de la Vida, lo que se llama Alma. Y tiene un anhelo que no llega a satisfacer plenamente, ser libre. Libre en el sentido de tener Tiempo (Vida) para sí mismo. 
Vida como en esa tarde de sábado paseando con sus pensamientos por Olabeaga. Quiere descansar, consigue encontrar un banco y se sienta y reflexiona sobre su Vida: " Lo tuve difícil, como tantos otros, y dentro de la dificultad tuve suerte". 
Levanta la vista y hay un incesante desfile de gente caminando y corriendo. De repente, se le ilumina la cara ante un padre que pasea con su hija. Entonces ve sonreir al padre y a su mente viene un pensamiento esperanzador: " Si hay sonrisa es porque hay esperanza y, a pesar de esta vida de mercado, es posible un mundo con una humanidad mejor"